No sé si te ha pasado, pero últimamente cada texto que encuentro en internet parece un plagio del anterior. Es como si una sola mente, la de Chat GPT, estuviera detrás de todo. Antes del auge de la inteligencia artificial generativa, cada artículo, aunque estuviese mal redactado o con faltas ortográficas, destilaba la personalidad única de su autor, esos matices hacían que leer fuese un descubrimiento continuo. Hoy, la red está inundada de contenidos hechos por IA, y esto, es agotador, desalentador, y sobre todo, una señal de alerta para quienes valoramos la creatividad en la escritura.
La pérdida de la creatividad individual
El auge de herramientas como Chat GPT ha democratizado la creación de contenidos, permitiendo a cualquiera generar textos bien escritos sobre cualquier tema en segundos. No obstante, este avance tiene su costo: la autenticidad humana está siendo eclipsada. No es raro encontrar artículos, blogs e incluso libros que carecen de alma, ingenio y sustancia. Consideremos, por ejemplo, cómo algunas revistas y empresas de contenido digital miden el éxito por volumen y clics. El objetivo parece ser llenar de textos sus sitios web a cualquier costo, buscando más el beneficio de los algoritmos de búsqueda (posicionamiento SEO) que el de los lectores en busca de rigurosidad y profundidad. Este enfoque está perjudicando la relevancia y el impacto de los artículos que consumimos. La ironía es que, en su intento por captar más audiencia, estos medios están deshumanizando el contenido, convirtiendo lo que podría ser una rica tapestría de perspectivas individuales en un monótono paisaje textual.
Balance entre tecnología y humanidad
Si bien es cierto que la tecnología puede amplificar nuestras capacidades y ofrecer nuevas oportunidades creativas, no deberíamos permitir que reemplace la esencia humana en el arte de contar historias. Propongo utilizar estas herramientas para potenciar nuestras habilidades, no para anular la variedad y riqueza que cada redactor aporta. Como escribió el ambientalista Edward Abbey, «El crecimiento por el crecimiento es la ideología del cáncer celular». De manera similar, podríamos decir que producir contenido por el simple hecho de producir, sin buscar calidad, es una forma de cáncer en el periodismo y la literatura.
¿Aliado o enemigo?
ChatGPT, como señala Hipólito Ledesma en su artículo «ChatGPT, ¿da soluciones o crea problemas?» para la revista española Jot Down, presenta una dualidad fascinante en su impacto sobre la generación de contenidos. Por un lado, esta herramienta ofrece respuestas ágiles y facilita tareas de escritura. Es decir, funciona como un recurso educativo adicional que puede impulsar la creatividad y apoyar el aprendizaje multilingüe. Sin embargo, no está exento de fallos y peligros. La precisión de la información que proporciona puede ser inconsistente, y su uso indebido representa una amenaza tangible, desde la propagación de información errónea hasta la creación de contenidos sesgados o directamente dañinos, como los fake news. Además, las implicaciones en la privacidad y la seguridad son preocupantes, especialmente cuando se considera el potencial de la IA para ser utilizada en actividades fraudulentas como el phishing.
Reivindicar la autenticidad
Es hora de que los lectores y los creadores de contenido hagan un esfuerzo consciente para valorar y buscar la autenticidad. Los medios deben fomentar y destacar las obras que realmente muestran el espíritu de sus autores, en lugar de conformarse con la homogeneidad predecible que ofrecen las máquinas. A pesar de mi hartazgo frente a la uniformidad que veo en línea, sigo esperanzado en que editoriales, revistas y periódicos prioricen el impulso creativo humano. Después de todo, cada persona tiene una historia única que contar, algo que ninguna IA puede replicar completamente. Comprometámonos a buscar siempre la autenticidad en los textos y a apoyar a aquellos que hacen lo mismo. Ser auténtico en estos tiempos de Chat GPT, es un desafío.